Historiadores:El Resucitado
La primera imagen de la que voy a hablar es el Resucitado.
Allá por 1952 fue una nueva imagen la que llegó a Calzada,
nuestro famoso Resucitado. Fue traido cuando el hermano mayor era D.Vicente
Laguna Ruiz.
Es una buena escultura tallada en madera, en buena medida,
inspirada en la de Siruela, corresponde a una imagen articulada para poder
llevar a cabo la función del Descendimiento, función que se desarrollará hasta
los principios de la década de los años sesenta y que será suprimida tras la
celebración del Concilio Vaticano II. Del mismo modo, también desaparecerá la
tradición de cubrir al Cristo Yaciente con el sudario. El cuerpo está cubierto
por el paño de pureza, también anudado a la izquierda por un doble cíngulo. El
paño, perfectamente trabajado en planos angulosos, denota un realismo que tiene
como base la imaginería del siglo XVII. De las yagas de manos pies y costado
brotan pequeños surcos de sangre que lo hacen menos sanguinolento que el
anterior. La cabeza, bien trabajada e inclinada hacia la derecha, nos muestra a
un hombre de larga melena que cae sobre sus hombros, en los que la gubia incide
para resaltar los diferentes mechones que componen su cabello. La barba,
partida al modo siríaco, presenta unas características similares.
El rostro, impregnado de una gran dulzura, posee unas perfectas facciones, con cejas bien trabajadas, nariz recta y ojos cerrados en actitud somnolente. El escultor, al igual que ocurría en al Barroco, no ha querido representar al hombre vencido por la muerte, sino que, por el contrario, ha plasmado la imagen de un hombre dormido en espera de ese despertar que será la Resurrección, en definitiva, no es un rostro en el que aparezcan los rasgos de la muerte, sino mas bien un rostro pletórico de vida.
El rostro, impregnado de una gran dulzura, posee unas perfectas facciones, con cejas bien trabajadas, nariz recta y ojos cerrados en actitud somnolente. El escultor, al igual que ocurría en al Barroco, no ha querido representar al hombre vencido por la muerte, sino que, por el contrario, ha plasmado la imagen de un hombre dormido en espera de ese despertar que será la Resurrección, en definitiva, no es un rostro en el que aparezcan los rasgos de la muerte, sino mas bien un rostro pletórico de vida.
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